Para los que no me conocen tengo que contarles que yo trabajo en una universidad pública en la ciudad de Puerto Cabello, esta casa de estudios es bien particular, pues las normas de disciplina son bien exigentes y conductista, desde lo académico hasta en las normas de vestir, dicha cultura universitaria genera en “algunos” de los jóvenes que recién ingresan algún sesgo de rebeldía, pues deben cumplir con reglas a las que quizás no están acostumbrados. Un ejemplo sencillo es la obligación en el caso de los caballeros de no usar zarcillos, ni gelatina en el cabello, llevar las camisas o franelas por dentro del pantalón, usar correas, medias, entre otras cosas, en el camino de disciplinar a los nuevos jóvenes en una oportunidad iba yo a estacionar el carro, cuando vi a un joven camino a el edificio, con la franela por fuera, con un cigarro en la mano, gritando y zarandeando a sus compañeros, lo que me obligo a detenerme, a llamarlo y a preguntarle que estaba haciendo, a lo que me respondió altivamente (y les voy a escribir textualmente lo que recuerdo) “Gueno profe… voy pa´clase…” y con entonación rebelde y con mirada fija como retando concluyó preguntando ¿Pol que??”, “porque estas incumpliendo con las normas de esta universidad…” respondí sumado a un discurso de los deberes y normas que le recite. Les puedo contar que luego de mandarle a apagar el cigarro y a colocarse la franela como dicta la norma, me miro con ojos llenos de ira e impotencia, pero también llenos de reto, de energía, de ímpetu, lo que conllevó a cumplir con lo estipulado pues, era allí donde el había decido estudiar. De ese hecho han pasado alrededor de cuatro años, nunca lo olvide, quizás por ser la primera vez que llamaba la atención de un bachiller o por que realmente me impacto su postura, sus palabras y aquello que gritaba en silencio todas sus expresiones, por eso lo reconocía en cada acto universitario, me intrigaba conocer que hacia, como era su progreso, hasta tuve la oportunidad de darle clases.
Hace un par de días la coordinación de carrera de sistema me invitó a una actividad académica, un grupo de bachilleres del decimo primer término presentaban sus proyectos comunitarios, los jóvenes hicieron su defensa de manera impecable y profesional, cuidando todos los detalles, desde el discurso, el léxico, hasta la manera de vestir era formal (flux y corbata). Uno de esos bachilleres impecable, profesional era el joven de quien les narre en el primer párrafo, no se si podré explicar la satisfacción y la alegría de verlo allí, reconocer las competencias que adquirió en estos años, los valores que reforzó y la disciplina que ahora forman parte de él y que se nota como un sello en todo lo que hace.
Muchas veces escucho decir frases como “yo soy así y no puedo cambiar”… “yo nací así y que?...”, “El que me quiera, que me quiera como soy…” frases que demuestran resistencia al cambio, resistencia a darse nuevas oportunidades de crecer, de desarrollarse, de ser mejores ciudadanos. Este alumno tomo una decisión (ingreso a una cultura distinta a la que el estaba acostumbrado), se adapto (porque reconoció que eso era donde “quería” estudiar), acepto su reto, no tuvo miedo a lo desconocido y ahora esta solo a unos meses de convertirse en un excelente Ingeniero de la República.
Cambiar no es perderse para dejar de ser uno mismo y convertirse en alguien desconocido, cambiar debe ser lograr transformarnos con el deseo, el esfuerzo, la tenacidad, y la perseverancia en mejores seres humanos, en pasar de ser orugas a una ser hermosas mariposas.
Hace un par de días la coordinación de carrera de sistema me invitó a una actividad académica, un grupo de bachilleres del decimo primer término presentaban sus proyectos comunitarios, los jóvenes hicieron su defensa de manera impecable y profesional, cuidando todos los detalles, desde el discurso, el léxico, hasta la manera de vestir era formal (flux y corbata). Uno de esos bachilleres impecable, profesional era el joven de quien les narre en el primer párrafo, no se si podré explicar la satisfacción y la alegría de verlo allí, reconocer las competencias que adquirió en estos años, los valores que reforzó y la disciplina que ahora forman parte de él y que se nota como un sello en todo lo que hace.
Muchas veces escucho decir frases como “yo soy así y no puedo cambiar”… “yo nací así y que?...”, “El que me quiera, que me quiera como soy…” frases que demuestran resistencia al cambio, resistencia a darse nuevas oportunidades de crecer, de desarrollarse, de ser mejores ciudadanos. Este alumno tomo una decisión (ingreso a una cultura distinta a la que el estaba acostumbrado), se adapto (porque reconoció que eso era donde “quería” estudiar), acepto su reto, no tuvo miedo a lo desconocido y ahora esta solo a unos meses de convertirse en un excelente Ingeniero de la República.
Cambiar no es perderse para dejar de ser uno mismo y convertirse en alguien desconocido, cambiar debe ser lograr transformarnos con el deseo, el esfuerzo, la tenacidad, y la perseverancia en mejores seres humanos, en pasar de ser orugas a una ser hermosas mariposas.
Felicidades chicos, me sentí orgullosa de ustedes
y sobre todo de tí J...
Publicado en Notitrade La Costa el 31-07-2009
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