¿Cuándo fue la ultima vez que te invitaste a salir?... pueden ser curiosa esta pregunta, es mas pudiera leerse como extraña y hasta alguien pudiese decir que está mal redactada, pero no, es exactamente la pregunta que una sabia amiga me hizo y la cual fue el origen de una muy productiva tertulia, que quiero compartir con ustedes.
Todo surgió de una conversación normal entre dos buenas amigas que aunque siempre se ven, tenían algún tiempo sin saberse realmente una a la otra… “¿Dónde andabas que vine a visitarte para hablar en estos días y no estabas?” pregunte, “Me invite a salir” me respondió y continuo “y bueno fui por allí… tú sabes, fui al cine, vi tiendas, me senté a tomar un café muy rico en un local nuevo, me senté en el lado de la ventana del autobús y mire… mire el mundo” y viéndome fijamente a los ojos con una mirada de placer, tranquilidad y equilibrio emocional me dijo “sabes..? Tenia tanto tiempo sin invitarme a salir, que ya había olvidado lo bueno que puede ser y se puede llegar a sentir”, “¿te invitaste a salir?... pero ¿con quien?” pregunte porque mi racionalidad no quería comprender lo que mi instinto y mi corazón sí entendían, “a pues Wincar no te estoy diciendo que YO ME INVITE A SALIR, yo con yo, sola… necesitaba pensar, meditar, tenia una inmensa necesidad de callar las voces externas y solo escucharme…” y mi sabia amiga continuo narrando “…y te digo que llore, me reí, vi el mundo, como tenia tiempo que no lo veía… se mira distinto cuando uno se sienta solo a mirarlo, en paz, en tranquilidad, sin apuros, sin estrés, sin tiempo…y tú?” ahora ella fue quien pregunto “¿Cuándo fue la ultima vez que te invitaste? mi mente empezó a retroceder buscando ese ultimo instante donde lo hubiese hecho... y tengo que confesar que tenia un buen tiempo sin hacerlo, pero como las experiencias significativas no se borrar, allí estaban los recuerdos de mis soledades productivas, los momentos cuando aprovechando estar sentada en la ventana de un bus veía (no solo miraba) la gente, sus expresiones, sus emociones y así viéndolos a ellos me veía yo como ellos, recordé noches donde en un patio acostada boca arriba miraba las estrellas, como viendo el universo mientras meditaba el día que había vivido, me recordé sentada frente al mar, respirando, disfrutando del horizonte, recordé tantos buenos momentos de soledad y digo buenos porque todos ellos fueron por decisión propia, todos estuvieron cargados de conversaciones internas, de reflexiones, de lagrimas y de risas de profundo autoconocimiento.
A veces las ocupaciones, el trabajo, los estudios, los deberes y hasta los quereres nos sumergen en una cotidianidad sin tregua (ojo no las estoy etiquetando de malas o buenas, solo son y existen), un tío me dijo “es que ahora el tiempo pasa muy rápido… en un momento estamos dándonos feliz año y de repente llega carnavales, semana santa, vacaciones y así en un pestañar llega nuevamente diciembre… es que realmente las horas pasan volando” y yo me pregunte ¿No será mas bien que ahora tenemos mas cosas que hacer, que por eso nos falta tiempo?, pero lo peor es que de tantas cosas que debemos hacer, nunca recordamos darnos tiempo para invitarnos a salir solos, como dijo mi amiga… “yo con yo”… y si no podemos salir por lo menos darnos un tiempo para vivir y compartir con esa soledad por decisión, esa soledad que (como dijo un oyente en nuestro programa de radio Dando Respuestas), “Es una amiga que no esta”.
Y les vuelvo a confesar algo mis queridos lectores, al día siguiente yo me invite a salir y que hermosa y productiva conversación tuve conmigo misma.
Todo surgió de una conversación normal entre dos buenas amigas que aunque siempre se ven, tenían algún tiempo sin saberse realmente una a la otra… “¿Dónde andabas que vine a visitarte para hablar en estos días y no estabas?” pregunte, “Me invite a salir” me respondió y continuo “y bueno fui por allí… tú sabes, fui al cine, vi tiendas, me senté a tomar un café muy rico en un local nuevo, me senté en el lado de la ventana del autobús y mire… mire el mundo” y viéndome fijamente a los ojos con una mirada de placer, tranquilidad y equilibrio emocional me dijo “sabes..? Tenia tanto tiempo sin invitarme a salir, que ya había olvidado lo bueno que puede ser y se puede llegar a sentir”, “¿te invitaste a salir?... pero ¿con quien?” pregunte porque mi racionalidad no quería comprender lo que mi instinto y mi corazón sí entendían, “a pues Wincar no te estoy diciendo que YO ME INVITE A SALIR, yo con yo, sola… necesitaba pensar, meditar, tenia una inmensa necesidad de callar las voces externas y solo escucharme…” y mi sabia amiga continuo narrando “…y te digo que llore, me reí, vi el mundo, como tenia tiempo que no lo veía… se mira distinto cuando uno se sienta solo a mirarlo, en paz, en tranquilidad, sin apuros, sin estrés, sin tiempo…y tú?” ahora ella fue quien pregunto “¿Cuándo fue la ultima vez que te invitaste? mi mente empezó a retroceder buscando ese ultimo instante donde lo hubiese hecho... y tengo que confesar que tenia un buen tiempo sin hacerlo, pero como las experiencias significativas no se borrar, allí estaban los recuerdos de mis soledades productivas, los momentos cuando aprovechando estar sentada en la ventana de un bus veía (no solo miraba) la gente, sus expresiones, sus emociones y así viéndolos a ellos me veía yo como ellos, recordé noches donde en un patio acostada boca arriba miraba las estrellas, como viendo el universo mientras meditaba el día que había vivido, me recordé sentada frente al mar, respirando, disfrutando del horizonte, recordé tantos buenos momentos de soledad y digo buenos porque todos ellos fueron por decisión propia, todos estuvieron cargados de conversaciones internas, de reflexiones, de lagrimas y de risas de profundo autoconocimiento.
A veces las ocupaciones, el trabajo, los estudios, los deberes y hasta los quereres nos sumergen en una cotidianidad sin tregua (ojo no las estoy etiquetando de malas o buenas, solo son y existen), un tío me dijo “es que ahora el tiempo pasa muy rápido… en un momento estamos dándonos feliz año y de repente llega carnavales, semana santa, vacaciones y así en un pestañar llega nuevamente diciembre… es que realmente las horas pasan volando” y yo me pregunte ¿No será mas bien que ahora tenemos mas cosas que hacer, que por eso nos falta tiempo?, pero lo peor es que de tantas cosas que debemos hacer, nunca recordamos darnos tiempo para invitarnos a salir solos, como dijo mi amiga… “yo con yo”… y si no podemos salir por lo menos darnos un tiempo para vivir y compartir con esa soledad por decisión, esa soledad que (como dijo un oyente en nuestro programa de radio Dando Respuestas), “Es una amiga que no esta”.
Y les vuelvo a confesar algo mis queridos lectores, al día siguiente yo me invite a salir y que hermosa y productiva conversación tuve conmigo misma.
Publicado el Viernes 09 de Octibre de 2009 en Notitarde la Costa
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