Tengo que confesar que escribir aquí y que ustedes me lean para mí es un verdadero placer, pero increíblemente nunca he podido preestablecer lo que escribo, siempre pienso y analizo temas, pero cuando estoy frente al teclado surge algo, que hace que me inspire y mis pensamientos surjan y mis dedos empiezan a teclear. Esta semana no fue diferente, prendí el computador con la intención de escribirles sobre las segundas oportunidades y de repente la inspiración sobre el tema se desvaneció, me quede un rato frente al lapto intentando, obligándome pero nada paso, hasta llegue a escribir en el muro de mi facebook "Musa.. Dónde estáaaas?" y inspire y me dije "María no te obligues, en algún momento llegará" y así apague el computador y me quede dormida.
Al despertar recibí (y como mandada por la musa que tanto busque), un mensaje de una muy buena amiga que tenia un par de días intentando (sin éxito) contactarse conmigo, en el mensaje me contaba lo angustiada, lo ansiosa y lo confundida que había quedado luego de una cita con un psicólogo, en el mensaje me explicaba sus razones para estarlo, pero lo que yo observe tras sus letras no escritas y sus palabras no dichas fue el profundo miedo que estaba experimentando ante el descubrimiento de ella misma.
Ya se ha hecho costumbre que los seres humanos vamos adquiriendo distintos clichés y roles que se traducen en máscaras y estereotipos que dan vida a lo que Virginia Satir denominaba "la gran obra de teatro" y que se debe reconocerse y descubrirse para lograr la unicidad humana entre "lo que pienso, lo que quiero y lo que hago". Comprender las propias potenciales se traducirán en crecimiento personal y fortalecimiento de la autoestima que es propio valor y amor hacia uno mismo.
Virginia Satir (1916-1988) fue una notable autora y psicoterapeuta estadounidense y como humanista se enfocó en el crecimiento personal y salud y la importancia de la autoestima para el logro de ese crecimiento. Para Satir (así como para tantos autores) el autoconocimiento es base para la autoestima, pero el mismo ser humano tiene mecanismo de defensa que obstaculizan este autoreconocimiento debido a que esto puede implicar desvelar la imagen de quienes creemos que somos y es que tememos encontrar algo que nos pueda lastimar. "Lo que no se conoce, no lastima" planteaba Satir, entonces muchas veces se prefiere la comodidad y tranquilidad que genera lo conocido y lo que se cree que sé es, a la incertidumbre de lo que puedo encontrar.
Es así como Virginia plantea que para logra el amor propio requiere de "Tomar Conciencia" reconocer que no siempre soy quien creía ser, "Mirarse con nuevos ojos" con la libertad y tranquilidad de permitirse descubrir nuevas formas de pensar y creer, y por ultimo "Arriesgarse a lo desconocido" tomar el control y la voluntad para recorrer las nuevas posibilidades y formas descubiertas.
Por supuesto que todo cambio genera excitación y ansiedad en su primer momento y luego cuando se está en pleno reconocimiento todo es confuso y las cosas pueden parecer ajenas, pero si se toma las riendas de la propia vida y se acepta lo que Virginia Satir planteaba y se arriesga al descubrimiento y a transitar por esas nuevas posibilidades, llegarà la integración y el crecimiento personal.
Definitivamente todo cambio produce resistencia y ansiedad, pero solo enfrentándolo se supera el miedo a eso desconocido y así se podrá descubrir que siempre es mejor conocer y arriesgarse que quedarse paralizado.
Publicado en Notitarde La Costa el Viernes 16-10-2009
Un espacio para compartir experiencias de vidas que pueden regalar herramientas para un mejor vivir
lunes, 19 de octubre de 2009
sábado, 10 de octubre de 2009
ME INVITÈ A SALIR...
¿Cuándo fue la ultima vez que te invitaste a salir?... pueden ser curiosa esta pregunta, es mas pudiera leerse como extraña y hasta alguien pudiese decir que está mal redactada, pero no, es exactamente la pregunta que una sabia amiga me hizo y la cual fue el origen de una muy productiva tertulia, que quiero compartir con ustedes.
Todo surgió de una conversación normal entre dos buenas amigas que aunque siempre se ven, tenían algún tiempo sin saberse realmente una a la otra… “¿Dónde andabas que vine a visitarte para hablar en estos días y no estabas?” pregunte, “Me invite a salir” me respondió y continuo “y bueno fui por allí… tú sabes, fui al cine, vi tiendas, me senté a tomar un café muy rico en un local nuevo, me senté en el lado de la ventana del autobús y mire… mire el mundo” y viéndome fijamente a los ojos con una mirada de placer, tranquilidad y equilibrio emocional me dijo “sabes..? Tenia tanto tiempo sin invitarme a salir, que ya había olvidado lo bueno que puede ser y se puede llegar a sentir”, “¿te invitaste a salir?... pero ¿con quien?” pregunte porque mi racionalidad no quería comprender lo que mi instinto y mi corazón sí entendían, “a pues Wincar no te estoy diciendo que YO ME INVITE A SALIR, yo con yo, sola… necesitaba pensar, meditar, tenia una inmensa necesidad de callar las voces externas y solo escucharme…” y mi sabia amiga continuo narrando “…y te digo que llore, me reí, vi el mundo, como tenia tiempo que no lo veía… se mira distinto cuando uno se sienta solo a mirarlo, en paz, en tranquilidad, sin apuros, sin estrés, sin tiempo…y tú?” ahora ella fue quien pregunto “¿Cuándo fue la ultima vez que te invitaste? mi mente empezó a retroceder buscando ese ultimo instante donde lo hubiese hecho... y tengo que confesar que tenia un buen tiempo sin hacerlo, pero como las experiencias significativas no se borrar, allí estaban los recuerdos de mis soledades productivas, los momentos cuando aprovechando estar sentada en la ventana de un bus veía (no solo miraba) la gente, sus expresiones, sus emociones y así viéndolos a ellos me veía yo como ellos, recordé noches donde en un patio acostada boca arriba miraba las estrellas, como viendo el universo mientras meditaba el día que había vivido, me recordé sentada frente al mar, respirando, disfrutando del horizonte, recordé tantos buenos momentos de soledad y digo buenos porque todos ellos fueron por decisión propia, todos estuvieron cargados de conversaciones internas, de reflexiones, de lagrimas y de risas de profundo autoconocimiento.
A veces las ocupaciones, el trabajo, los estudios, los deberes y hasta los quereres nos sumergen en una cotidianidad sin tregua (ojo no las estoy etiquetando de malas o buenas, solo son y existen), un tío me dijo “es que ahora el tiempo pasa muy rápido… en un momento estamos dándonos feliz año y de repente llega carnavales, semana santa, vacaciones y así en un pestañar llega nuevamente diciembre… es que realmente las horas pasan volando” y yo me pregunte ¿No será mas bien que ahora tenemos mas cosas que hacer, que por eso nos falta tiempo?, pero lo peor es que de tantas cosas que debemos hacer, nunca recordamos darnos tiempo para invitarnos a salir solos, como dijo mi amiga… “yo con yo”… y si no podemos salir por lo menos darnos un tiempo para vivir y compartir con esa soledad por decisión, esa soledad que (como dijo un oyente en nuestro programa de radio Dando Respuestas), “Es una amiga que no esta”.
Y les vuelvo a confesar algo mis queridos lectores, al día siguiente yo me invite a salir y que hermosa y productiva conversación tuve conmigo misma.
Todo surgió de una conversación normal entre dos buenas amigas que aunque siempre se ven, tenían algún tiempo sin saberse realmente una a la otra… “¿Dónde andabas que vine a visitarte para hablar en estos días y no estabas?” pregunte, “Me invite a salir” me respondió y continuo “y bueno fui por allí… tú sabes, fui al cine, vi tiendas, me senté a tomar un café muy rico en un local nuevo, me senté en el lado de la ventana del autobús y mire… mire el mundo” y viéndome fijamente a los ojos con una mirada de placer, tranquilidad y equilibrio emocional me dijo “sabes..? Tenia tanto tiempo sin invitarme a salir, que ya había olvidado lo bueno que puede ser y se puede llegar a sentir”, “¿te invitaste a salir?... pero ¿con quien?” pregunte porque mi racionalidad no quería comprender lo que mi instinto y mi corazón sí entendían, “a pues Wincar no te estoy diciendo que YO ME INVITE A SALIR, yo con yo, sola… necesitaba pensar, meditar, tenia una inmensa necesidad de callar las voces externas y solo escucharme…” y mi sabia amiga continuo narrando “…y te digo que llore, me reí, vi el mundo, como tenia tiempo que no lo veía… se mira distinto cuando uno se sienta solo a mirarlo, en paz, en tranquilidad, sin apuros, sin estrés, sin tiempo…y tú?” ahora ella fue quien pregunto “¿Cuándo fue la ultima vez que te invitaste? mi mente empezó a retroceder buscando ese ultimo instante donde lo hubiese hecho... y tengo que confesar que tenia un buen tiempo sin hacerlo, pero como las experiencias significativas no se borrar, allí estaban los recuerdos de mis soledades productivas, los momentos cuando aprovechando estar sentada en la ventana de un bus veía (no solo miraba) la gente, sus expresiones, sus emociones y así viéndolos a ellos me veía yo como ellos, recordé noches donde en un patio acostada boca arriba miraba las estrellas, como viendo el universo mientras meditaba el día que había vivido, me recordé sentada frente al mar, respirando, disfrutando del horizonte, recordé tantos buenos momentos de soledad y digo buenos porque todos ellos fueron por decisión propia, todos estuvieron cargados de conversaciones internas, de reflexiones, de lagrimas y de risas de profundo autoconocimiento.
A veces las ocupaciones, el trabajo, los estudios, los deberes y hasta los quereres nos sumergen en una cotidianidad sin tregua (ojo no las estoy etiquetando de malas o buenas, solo son y existen), un tío me dijo “es que ahora el tiempo pasa muy rápido… en un momento estamos dándonos feliz año y de repente llega carnavales, semana santa, vacaciones y así en un pestañar llega nuevamente diciembre… es que realmente las horas pasan volando” y yo me pregunte ¿No será mas bien que ahora tenemos mas cosas que hacer, que por eso nos falta tiempo?, pero lo peor es que de tantas cosas que debemos hacer, nunca recordamos darnos tiempo para invitarnos a salir solos, como dijo mi amiga… “yo con yo”… y si no podemos salir por lo menos darnos un tiempo para vivir y compartir con esa soledad por decisión, esa soledad que (como dijo un oyente en nuestro programa de radio Dando Respuestas), “Es una amiga que no esta”.
Y les vuelvo a confesar algo mis queridos lectores, al día siguiente yo me invite a salir y que hermosa y productiva conversación tuve conmigo misma.
Publicado el Viernes 09 de Octibre de 2009 en Notitarde la Costa
Suscribirse a:
Entradas (Atom)