lunes, 8 de marzo de 2010

HE SIDO ELIGIDO PARA APLAUDIR


¿Cuántas veces has esperado más de la vida y has recibido menos? A continuación le presento una pequeña historia que llegó a mí gracias al licenciado Luis Eduardo Ibarra. "Jaime estaba intentando conseguir una parte en una obra de la escuela. Su mamá me dijo que había puesto su corazón en ello, pero aun así temía que no fuera elegido. El día en que fueron repartidas las partes de la obra, yo estuve en la escuela, Jaime salió corriendo con los ojos brillantes de orgullo y una gran emoción... ¿Adivina qué, mamá?... -y dijo gritando las palabras que permanecerán como una lección para mí-: "¡He sido elegido para aplaudir y animar!".

De esta historia se pudieran hacer dos interpretaciones subjetivas. En la primera de ellas, se podría decir que quien esperaba que Jaime obtuviera un gran papel en la obra de la escuela era su mamá, quien temía que eso no ocurriera, era su mamá... no Jaime. Este caso no es excluyente de la realidad. ¿Acaso usted no se ha encontrado con personas que por el hecho de desear buenas cosas a sus hijos, a sus familiares, a sus amigos, sufren grandes angustias y ansiedades porque sienten que el otro (los que ama) no ha recibido lo que se merece? "Es que mi hija se merecía un hombre mejor..." "íqué dolor que mi hijo no tiene el puesto que merece...!", "Es que mi familiar no vive en una casa como la de nosotros...". Cuando oigo frases como ésas, me pregunto... ¿Eso será una suposición e interpretación de la realidad o realmente preguntó si era así?, y en la mayoría de los casos son interpretaciones que impiden comprender, por ejemplo, que quizás el hombre que "eligió" la hija no será el mejor según la visión de su mamá, pero sí es el que ella quiere y con el cual se siente bien... que quizás el hijo no tiene el puesto de trabajo que ella, como madre, desea para él; sin embargo, quizás en ese empleo su hijo se sienta bien... quizás su familiar no vive en la casa soñada por ella, pero quizás es la casa que soñó su familiar. Vivir angustias por las elecciones que otros toman de su vida es innecesario y agotador; cada persona tiene sus propias expectativas de vida, que quizás no son las que uno tiene, pero son "sus expectativas", son sus deseos, son sus decisiones, quizás erradas, quizás correctas, pero son sólo suyas; sólo toca a los seres que les aman estar allí, en presencia y en distancia.

La otra lección que se pudiera tomar de la historia inicial es sobre la "actitud" de Jaime, "... con ojos brillantes de orgullo y una gran emoción... íHe sido elegido para aplaudir y animar!". Son muchas las circunstancias, las situaciones, los proyectos, los deseos, que por causas mayores, ajenas o externas a nosotros, que no podemos manejar, no resultan como se esperaba; sin embargo, existe algo que sí se puede manejar, que sí se puede controlar, y ese algo es nuestra "actitud" sobre eso que pasa, se puede decidir tomar una actitud positiva o negativa ante eso que ocurrió.

Ojalá aprendamos hoy de Jaime que el papel que nos toca hacer en la obra de la vida es el mejor. Y es ése que debemos vivir (no el papel de otro). Y que al final no hay papel insignificante, sólo hay actitudes pobres.

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