Faltan pocos días para culminar el año y recibir uno nuevo; por eso la semana pasada compartía con ustedes lo que para mí y para otras personas que conozco significa la llegada de la Navidad. Hoy deseo que sean mis cómplices y también mi eco para al elevar este tiempo de reflexión, de introspección, de búsqueda y también de evaluación de resultados mi profundo agradecimiento a la vida.
Agradecer a la vida es agradecer las risas y las lágrimas, es agradecer a los que están a mi lado en este momento y a los que estuvieron, es agradecer por lo obtenido y lo perdido, es agradecer los amores y los desamores, es agradecer lo aprendido, es agradecer por la familia, por los amigos, por los compañeros y por todas aquellas personas que en algún momento se cruzaron en el camino.
Hay tantos momentos en que se pronuncia la palabra "gracias" que muchas veces se pierden su esencia y su profundidad.
Por eso hoy me permito elevar un inmenso y profundo "gracias" a ti, abuela, por tus cuidados, por tus arepas en la mañana y para la escuela, por tus desvelos, por tus manos milagrosas que con sólo acariciarme hacían desaparecer cualquier dolor; aun hoy cuando no estás te recuerdo y te siento intensamente, Gracias a ti, mamá, por siempre creerme, apoyarme, enseñarme, ser mi luz, mi calma, gracias por amarme con todo lo que eres. Gracias, papá, por enseñarme los valores de solidaridad, generosidad cuando era niña, y gracias por enseñarme de grande que nunca es tarde para cambiar si así realmente se desea. Gracias, familia, a los Maldonado, a los Sibada; ustedes han sido mi equilibrio, por un lado me dieron el ejemplo y el ímpetu para desear y lograr ser una profesional, y por otro me enseñaron que el don de gentes no se recibe con el título, sino que se aprende con familia como ustedes.
Mil gracias, hermana Ahida Mercedes, por el primer gran ángel en mi vida; creo que nunca sabrá cuánto me dejó y me enseñó. Gracias a mis amigos de infancia, de liceo, de universidad, de trabajo, de sueños. Gracias a ti, grupo RE, por regalarme con cada obra, con cada producción, con cada viaje el valor de la libertad, de la locura cuerda, por regalarme el otro lado del mundo. Gracias también por traer a mi vida los hermanos que nunca tuve, y especiales gracias a ti, Garmen, por ser mi familia más allá de la sangre.
Gracias a mi trabajo, por permitir compartir y con mis alumnos de los cuales aprendo cada día y me llenan de energía. Gracias al teatro, a Dando Respuesta y a mi amigo Simón. Gracias a mi carrera, gracias a este medio de comunicación por permitirme escribir cada miércoles para ustedes reflexiones y chispas para la vida.
Y como cantaba Mercedes Sosa... "Gracias a la vida que me ha dado tanto, Me dio dos luceros que cuando los abro, Perfecto distingo lo negro del blanco... Gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado el oído que en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios, martirios, turbinas, ladridos, chubascos... Gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado el sonido y el abecedario, con él, las palabras que pienso y declaro madre, amigo, hermano... Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio el corazón que agita su marco. Cuando miro el fruto del cerebro humano. Cuando miro el bueno tan lejos del malo... Gracias a la vida que me ha dado tanto...
Gracias a ustedes por leerme. Gracias, Dios, por mis padres, por mi familia, por mis amigos que no pude nombrar aquí, por los ángeles que me has enviado, por los amores, por las alegrías y los llantos. Gracias, Dios, por darme esta vida que tengo y todo lo que ha estado y está en ella.
Publicado el 18 de Diciembre 2009. (Notitade la costa)
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